Collage íntimo

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Trocitos...

lunes, 4 de julio de 2011

La vida y la muerte

Jueves 30 de junio. De guardia otra vez.
23:31h: Me llama la coordinadora de enfermería para decirme que viene para el hospital la abuela de una compañera. Está muy mal, sin más datos.
23:54h: Empiezan a llegar algunos familiares. Hablo con Carmen (nombre ficticio, claro) la hija de la abuelita (madre de nuestra compañera). La conozco de otra vez que vinieron con la abuela a urgencias por una caída. Ay, Salva, qué alegría que estés tú. Le doy dos besos. Comienzo con la anamnesis antes de tener delante a la paciente. 92 años, Enfermedad de Alzheimer desde hace 2. Deterioro agudizado los últimos meses. En estado vegetativo desde hace un mes y medio. Hoy se ha puesto fatal.
00:08h: Llega la ambulancia y entra una camilla a la velocidad del rayo. Sobre ella jadea inconsciente y semiincorporada la anciana. Tiene mala pinta. Me acerco inmediatamente a la cama de observación a la que la han pasado y aprecio una piel pálida y sudorosa, algo violácea. Su respiración es rápida y los estertores se escuchan desde la distancia.
00:15h: Le digo a la enfermera que la monitorice mientras la exploro. Vía periférica, sueroterapia de mantenimiento, aspirar secreciones. La auscultación es tan mala como esperaba, el corazón late débilmente, desatura al 86% incluso con administración de oxígeno. ¿Saco sangre analíticas cuando coja la vía?, me pregunta la enfermera con las comprensibles dudas. Sí, los tres tubos. Bueno, no, ¿para qué? Sí, sí, sácala. Total, ya que la estamos pinchando...
00:22h: Sube la intensivista y cuando la ve me mira con esa expresión en la cara que lo dice todo. Yo le devuelvo la mirada y asiento sin hablar. Échale un ojo que voy a hablar con la familia.
00:25h: Salgo a la sala de espera y encuentro a Carmen con su otra hija. Ha estado llorando. Me interroga con esa mirada que también lo dice todo, buscando algo de información en mis ojos. ¿Cómo está la abuela? Mi rostro no quiere darle buenas noticias. ¿Desde cuándo está así?, pregunto. Unas horas. La miro a los ojos. Está muy mal, Carmen. Es un primer paso antes de decirle que se está muriendo. Carmen rompe a llorar y niega con la cabeza, como si no lo creyera. Pongo mi mano en su brazo. Ven a la consulta.
00:30h: Cierro tras de mí la puerta para tener intimidad y nos sentamos en la consulta de urgencias. Segundo paso. Carmen, la abuela se está muriendo. ¿Tan pronto? Llora sobre el hombro de su hija. Ahora podemos bajarla a la UCI, que empiecen a ponerle vías, tubos y medicamentos. Estará sola y no creo que sirva para gran cosa. O subirla a planta con vosotros y asegurarnos de que no sufre. Carmen mira a su hija que, a su vez, la mira a ella. Hablan en voz baja, se susurran, se cogen de las manos. Mamá, hay que asumirlo y dejar que esté tranquila. Carmen suspira, me mira y me dice que se suben a la planta.
00:41h: Curso el ingreso y me acerco a la observación a ver cómo está la abuela. Le han aspirado las secreciones y le han puesto 2 miligramos de morfina según indiqué; respira menos ruidosamente, con algo más de paz. Llega la nieta que es nuestra compañera. Viene muy guapa porque había salido con unos amigos. Dos de ellos la acompañan. Más llanto. A esta abuela la quieren mucho, eso se nota inmediatamente. Acaricio su frente tibia y húmeda. Tomo su pulso y la ausculto de nuevo. La tensión y la saturación descienden ligeramente. El rostro aparece ligeramente más sereno.
00:49h: Terminan de prepararla para el traslado a planta. Me vuelvo a la consulta para cursar el ingreso de la paciente y pautarle el tratamiento. Veo un par de pacientes más.
01:50h: Me llama la enfermera de la planta para decirme que la abuela ha fallecido. Subo con la enfermera de urgencias y el celador, que también quieren dar su pésame a la familia y un beso a nuestra compañera. Al entrar en la habitación Carmen se nos abraza llorando. ¡Qué poco te has equivocado!, me dice. Yo le dejo que me abrace y la abrazo. Lo siento en el alma, Carmen. ¡Qué buenos habéis sido!, llora mientras se abraza con la enfermera de urgencias que llora también porque se le ha removido el recuerdo de sus pérdidas. Besamos al resto de la familia, incluída la cuidadora sudamericana que llora desconsolada.
01:55h: Paso a la estancia contigua donde yace inmóvil la abuela en la cama. Su piel está aún algo sonrosada, aunque con un tono ligeramente más céreo y agrisado. Tiene la boca entreabierta. Confirmo la muerte tras auscultarla, comprobar la inmovilidad de sus pupilas y ver la línea plana que dibuja el electrocardiógrafo en el papel contínuo.
02:03h: Vuelvo a la otra habitación donde esperan los familiares para comunicar lo que ya saben. Carmen está algo nerviosa. Les ofrezco un ansiolítico y mi particular punto de vista de las cosas que, aunque lleno de razón, no consuela: pensad en los 90 años que la abuela ha vivido con mucha calidad. Es que se ha ido muy rápido. Mejor así, Carmen, mejor así.
02:09h: Sugiero a las enfermeras y auxiliares que, antes de preparar y amortajar a la anciana, dejen pasar a la familia para que se despidan un rato de ella. Se alternan los llantos con los besos entre familiares y al relajado cuerpo de la anciana. Salimos de la habitación.
02:15h: Actualizo la evolución de la paciente en su historia: exitus.
04:43h: Relleno el certificado de defunción mientras el empleado de la funeraria explica los pormenores y costes de todo el procedimiento. A través de su DNI conozco dónde nació y reconozco su rostro sonriente en una foto con unos diez años menos. Anoto en el dorso de mi mano izquierda el número de certificado para incluírlo en la historia. Doy el pésame a un hijo que no conocía y salgo de la sala.
Se llamaba Margarita (nombre ficticio, claro).

Viernes, 1 de julio. La mañana siguiente en casa.
08:30h: leyendo mi correo, me entero de la noticia de que un antigua compañera y amiga muy querida está embarazada. Nos escribe a varios amigos un alegre email en el que nos da la buena nueva.
Miro el dorso de mi mano izquierda y ahí sigue, escrito a boli, el número del certificado de defunción que firmé de madrugada en el oscuro y silencioso hospital.
Miro la pantalla del ordenador y allí veo comenzar una nueva vida.
Se cierra el círculo y todo adquiere algo más de sentido.
Me doy una ducha y preparo unos colacaos para los niños.
La vida sigue.

17 comentarios:

María dijo...

Lo sabía!! Sabía que tarde o temprano lo conseguirías...hala, ya me has hecho llorar, la pena es que me ha pillado en el trabajo y no puedo hacerlo con las ganas adecuadas. Lo reeleré en casa para dar rienda suelta a las emociones...
A lo largo del tiempo como paciente o familiar de paciente te encuentras con médicos con cierta humanidad en el trato y otros que carecen totalmente de ella... conociendote, me ha emocionado tanto el trato que dispensas a todas las personas que pasan por tus manos... no es que te vea por un agujerito, pero no me cabe ni la más minúscula duda de que esto es así. Y si encima se trata de los enfermos de Alzheimer, muchas veces tan poco considerados por algunos estamentos sociales y sanitarios, es que no puedo dejar de emocionarme...El trato humano es lo que marca la diferencia entre un profesional y un excelente profesional, tu eres de estos últimos.
Y si para terminar coincide con lo más emocionante que me ha pasado en la vida.... sólo puedo llorar y darte las gracias de corazón.
Amigo eres genial!!

Salva & co. dijo...

Mamaaaa, Salva me está haciendo lloraaaar...!!!
Bueno, la verdad es que no era mi intención en absoluto, pero, supongo que a personas de tu sensibilidad, ese relato real puede emocionarles.
Infinitas gracias, María. por tus palabras y por tu forma de quererme siempre. Tú formas parte de mi vida y, lo que te pasa, pasa también un poco en la mía.
Sobre mi forma de ser/trabajar, no es mérito mío: no puedo evitar hacer las cosas como las hago. Supongo que habría que felicitar más bien a mis padres. Sin duda, soy gran parte de lo que soy gracias a ellos. Probablemente, les debo una entrada y a tí dos risottos.
Un beso muy fuerte.
Un amigo que te quiere tela.

María dijo...

Basta ya!!! dejalo!!! me van a echar del trabajo por ser una lloriqueta!!!! Vaya mañana que llevo... je je je ;) El sentimiento es mutuo.
Un besazo y gracias de nuevo por estos momentos... aunque sean digitales.

Olga dijo...

Despues de leer con avidez todas tus entradas desde el (re) nacimiento de este blog, por fin me atrevo a dejarte un comentario.

La verdad es que es ahora a través de este blog que estoy decubriendo al verdadero Salva, y debo decir que me estás sorprendiendo y emocionando a cada palabra que escribes. Después de cuánto, más de 20 años que nos conocemos, me doy cuenta de que a menudo nos quedamos en la superficie de nuestros amigos y nos perdemos lo mejor. Me alegra mucho de estar descubriendote ahora.

Mil gracias por compartir tantas cosas con nosotros. Un besazo enorme.

Ahhh, queda pendiente una barbacoa en Jerez o donde haga falta.....

Olga

Salva & co. dijo...

Hola, Olga! Qué alegría leerte!
Bueno, gracias mil por esas palabras tan sinceras y bellas. No te hagas sangre, a todos nos pasa lo mismo; de jóvenes sólo pensamos en divertirnos y somos superficiales por naturaleza (fisiología y hormonas). Luego, cuando maduramos y adquirimos mayor capacidad para analizar, comprender, valorar y profundizar en las personas... ¡no tenemos tiempo! Así es la vida.

Este blog se llama Pasa pa'dentro (pa dentro de mi vida) porque nació con la intención de acercar mi vida a mi familia y amigos, mediante la publicación de escritos hablando sobre lo que me pasaba, lo que me conmovía, lo que me inquietaba o preocupaba. Algunos pasajes de mi trabajo, sin duda, pueden colaborar a ello.
Compartir estas cosas es para mí una necesidad, gracias a vosotros por leerlas. Eso lo hacéis por cariño.
Un beso gordo, guapi. ya sabéis cómo os queremos.
PD: aceptamos gustosos cualquier tipo de "ajuntamiento" gastronómico.

Pepe Nacional dijo...

Gracias Salva!...Por mi trabajo también me he visto en situaciones muy parecidas, comunicar una muerte siempre es duro, sobre todo cuando es inminente.
Que razón tienes en que le debemos a nuestros padres ser como somos, y que los valores que nos enseñan van saliendo con los años, a la madurez...
Enhorabuena por tu trabajo, sabes como yo que un simple gesto, una sonrisa a tiempo, un abrazo...pueden cambiar la vida de otro en ese efecto mariposa.
Sigue así Salva...algún día te reconocerán como profesional lo que otros ya te valoramos como persona.
Gracias por ser persona antes que médico...porque ese es el secreto para ser un gran profesional como tú...ver primero a la persona que al paciente.
Te admiro amigo.

Rocio casi igual... dijo...

Gracias por ejercer la mejor de las medicinas.
Si solo la cuarta parte de los medicos fueran como tu...
cuantos conoces que la hubieran pasado a Uci pa quitarse el marron de encima, por que ese traguito hay que pasarlo.
Gracias, gracias, gracias, y no cambies por favor.

oye y una cervessita???

Muñiz dijo...

Me dejas sin palabras compi.......Realmente son en situaciones como estas cuando más valoras a un amigo,amigo al cual estas acostumbrado a ver siempre muy jovial y con sus ganas de bromas,pero como digo,es en estas situaciones cuando nunca mejor dicho "paso pa´dentro de su vida",cuando veo lo humano que eres.Gracias por dedicarnos parte de tu vida a los que nos consideramos amigos tuyos.Eres un crak tio,sigue así.Felicidades por este estupendo blog..........Me tienes enganchadisimo,perdona por no escribir en él tanto como quisiera,pero,la falta de tiempo a veces me lo impide,pero cada vez que veo en mi correo que has vuelto a escribir un tema..........Me das mucha vida amigo.Un fuerte abrazo

Salva & co. dijo...

Gracias, Pepe, por todas y cada una de tus palabras. La verdad, no pretendía que esto se convirtiera en un "programa homenaje" a mi persona, sólo contar cosas que me pasan. Claro, cuando lo escribes vertiendo las palabras sin "limpiarles" los restos de tus sentimientos, se hacen más personales y uno, al final, cuenta algo más que sucesos meramente narrativos. En fin, que, como se suele decir, uno "se desnuda".
Tu profesión y la mía tienen mucho en común y es inevitable que te sientas identificado con las cosas que cuento, aunque, probablemente identificas también con sensaciones y sentimientos que, por tu especial forma de ser, te son comunes y familiares.
Yo también te admiro y te quiero, amigo. Un fuerte abrazo.

Salva & co. dijo...

Rocío "casi igual", me tienes intrigado porque tengo más de una Rocío por ahí y no sé cuál eres. ¿Rocío M? ¿Rocío L? ¿Rocío P?
Seas quien seas (dado que no hay duda de que eres mi amiga/familia y tus palabras me han encantado) -y espero que me digas quién eres- gracias, gracias y gracias. En fin, sólo puedo prometer que intentaré no cambiar a pesar de los años, el cansancio, el estrés, la fama...jajaja
Muchos besos y, si eres Rocío L., millones de besos (que no se enfaden las demás Rocíos, que tengo mis motivos).
PD: Lo de la cervecita, sin duda, en breve. ¿Con caracoles?

Salva & co. dijo...

Hola, Javi!!! Qué alegría, tío!
Joder, hoy está apareciendo tela de gente. Me encanta que el tema haya movilizado los dedos de mi buena gente de corazón descomunal.
Te voy a comé toa la cara! Tío, tus palabras me emocionan. Tú eres sanitario sabes cómo son estas cosas, no hace falta que te cuente. Hay tiempo para todo, el cachondeo y las bromas tienen su momento y el trabajo y los sentimientos el suyo. De todas ormas, la fórmula de mezclarlos un poco (sin llegar a la chirigota, claro) tampoco es mala: poner humor y sentimiento al trabajo puede darle mucha calidad, tanto para los pacientes como para uno mismo.
Te quiero, tío. Un abrazo.
PD: ¡Qué recuerdos de aquellos ratos de madrugada en el banco de la puerta del viejo consultorio de La Rinconada en las guardias!

Reyes dijo...

Que te puedo decir que no te hayan dicho ya, e incluso que no te haya dicho yo misma.

Uno se sorprende aun cuando no debería al encontrar profesionales de tu talla,y lo que espero es que estas palabra te reporten la energía y autoestima necesaria para seguir trabajando-viviendo en esa línea.
Te quiero una jarta.

Olga V.D. dijo...

Vaya lote de llorar... resalto ese trato tan humano que me consta que tienes con cada persona con la que tratas, y entre ella incluyo a tus pacientes. Aunque hace poco que te trato, ya me ha dado tiempo a comprobarlo, y sí, desde aquí aprovecho para felicitar a tus padres, por educarte así. En la profesión que ejerces debería haber más gente como tú... es tan importante que la gente sepa ponerse en el pellejo de los que lo están pasando mal... Un beso y gracias por tu historia.

Salva & co. dijo...

Hola, prima, guapísima. Ayer te llamé a casa por la mañana (hablé con tu segunda) y por la tarde (hablé con tu mayor), y nada de nada. Hoy lo intento otra vez.
Gracias una vez más por las exageraciones que dices (decís en general). Sin duda, no merezco tanto piropo, pero no puedo evitar que me guste que me veáis así.
Viniendo de Vd., además, es todo un honor.
Ya sabes que yo también te quiero taco. Besos.

Salva & co. dijo...

Ay, Olguita V. D. (gracias por las siglas!!!), muchísimas gracias por verme con los mejores ojos. Al final, se me va a subir y todo. De verdad que alucino con el (involuntario) efecto dominó que se ha generado con todo esto y esta vorágine de felicitaciones y piropos. Os juro que sólo pretendía contar un pasaje de mi vida laboral, bien redactado, aportándole un poco de mis sentimientos y ya está. Jamás pensé, ni remotamente en que nadie llorara ni que yo terminara subido a los altares, camino de la beatificación...jaja. En fin, gracias, gracias, gracias.
Sin duda, todos a los que os ha llegado hondo este relato real disponéis también de una sensibilidad especial. Os conozco y lo sé. Nos parecemos y conectamos. Eso es lo que nos pasa a nosotros, Olga. Las inquietudes son similares; los sentimientos, comunes; la perspectiva, semejante; la educación, muy pareja. Es fácil empatizar, congeniar... conversar... ayer casi nos dan las once de la noche en el patio, ¿no? Uf! Bueno, pues eso, que me encanta ser tu amigo. Muchos besos, guapura.

María José dijo...

Te parecerá increible pero hasta hoy día 18 no he sido capaz de abrir este articulo sobre la vida y la muerte. He llorado, lo reconozco, pero no de tristeza, sino de esperanza sabiendo que mi familia tiene la suerte de contar con seres humanos como tú. Es cierto que la vida sigue y el ciculo se cierra, por ello creo que debemos dar gracias a Dios,soy muy creyente, que sea de forma cronologica y que por nuestro bien nunca nos cambie el turno de la despedida.
Un besazo

Salva & co. dijo...

Gracias, María José! Tengo un problema, que así, a bote-pronto, se me ocurren dos "mariajosés" y no sé cuál eres. A las dos os quiero un montón y mi respuesta sería similar para cualquiera de las dos, pero me resulta raro contestar sin saber exactamente de quié se trata. Intuyo, por todo eso que se lee entre líneas, que eres MJRL, así que me arriesgaré a responderte como tal. Nos conocemos no hace mucho, pero creo que tenemos mucho en común y ya hemos compartido cosas. Ello hace que uno empiece a sentir esos pellizquitos que te da la amistad cuando empieza a nacer. Puedo hablar por mi señora también cuando digo esto: que os sentimos como amigos y os queremos un montón.
Gracias por tus palabras, por pasar pa'dentro y por el besazo.
Otro pa tí.