Collage íntimo

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Trocitos...

lunes, 27 de junio de 2011

La gabardina en la percha

Algunas veces un actor acaba tan vinculado a su personaje que, en ocasiones, llega a resultar difícil distinguir a uno del otro. Después de tantos años de coexistencia al mismo Peter Falk le resultaría difícil definir hasta qué punto él era el teniente Colombo y viceversa.
Incluso en "El cielo sobre Berlín", aclamada película de 1987 en la que trabajó a las órdenes de Wim Wenders, se hace un guiño el respecto en la escena en la que se cruza con un grupo de jóvenes y uno se vuelve y dice a los otros: "Oye, ¿no es ese Colombo?".

Esto es lo que le ha ocurrido a Peter Falk con su alter ego el detective Frank (al parecer se llamaba así) Colombo. Su identificación con el despeinado teniente es tal que queda en un segundo plano el resto de su carrera cienmatográfica y televisiva, sus múltiples premios y sus dos nominaciones al Oscar (mejor actor de reparto por El sindicato del crimen y Un gangster para un milagro).

Aun así, existe un factor que verdaderamente hace valorar en su justa medida su trayectoria y su carrera artística. Peter Falk perdió un ojo a la edad de tres años como consecuencia de un tumor maligno. Desde entonces llevó un ojo de cristal que supuso un enorme lastre en una profesión tan relacionada con la imagen y la estética como la de actor. Aunque, evidentemente, nunca llegó a ser la clásica gran estrella del celuloide a quien le ofrecen los mejores papeles protagonistas, lejos de venirse abajo, usó sus limitaciones físicas para conseguir profundidad y verosimilitud en sus personajes, haciéndolos cercanos y, en cierta forma, tangibles.

Él brilló a su manera, como un tímido antihéroe, desgarbado, despeinado, con su pitillo en una mano y su vaso de café en la otra, dejando que el humo le entrara en los ojos para entornarlos y convertir su defecto físico en un signo de misterio y perspicacia.

Brilló, al fin y al cabo, como una pequeña estrella cercana y tenue que nos deslumbra sin cegarnos.

Ahora sólo queda una gabardina en una percha, lánguida, triste, impregnada de humo y de recuerdos; consciente de que ya nada será igual.

Pero, para no acabar con tristeza, aquí os dejo esta pincelada de humor: la letra que le dedicó a Colombo en aquella sevillana de "Los cuatro detectives" que el gran Pepe da Rosa cantó con tó el arte en los años 70's.



Se busca que hay un caso y tiene tongo...
Al teniente Colombo.

El pobre tiene cara de "aburrio"
y llega con colilla y "encogio".
Pregunta por el dueño de la casa,
y luego que le cuenta lo que pasa,
no queda "convencio".

Se pone a reastrear que no se fia,
igual que un perro en una cacería.
Se mete por el ojo de una aguja.
Se fija en una simple tontería
y da con el granuja.

A mi que este Colombo me empepina,
me gusta, me entretiene, me domina.
Y pienso como muchos ciudadanos,
pa verlo trabajar sin gabardina
ya llegará el verano.


Venga, va. Como os veo con ganas, ahí va el vídeo... http://www.youtube.com/watch?v=b_82SG7Be6M

Besos...

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