Los reyes... ¡del horterismo!

Estaba yo aquí tranquilamente echándole un vistazo a un diario digital cuando, bajando, bajando, llego a la sección de "gente" y en ella encuentro cuatro fotos de conocidísimos personajes.

La primera, una célebre duquesa que reside en Sevilla, la cuarta, una medio famosilla de rebote (familia de la que era famosa de verdad) y, los dos personajes del centro, un británico y una estadounidense que se me antojan como las dos personas más horteras que hallo en mi memoria reciente: John Galliano y Lady Gaga.

Igual me estoy metiendo en un berenjenal...

No discuto su valía profesional. Cada uno en su oficio ha llegado a la cúspide y son elogiados, admirados y multimillonariamente retribuídos. Chapeau! Lo que me asombra es que nadie denuncie que su horterismo no tiene parangón. Ingentes masas de jóvenes y no-tan-jóvenes los admiran e imitan desaforadamente en esta espiral estética desafiante y atolondrada del "todo vale".

Si el diseñador gibraltareño se coloca la gorra de marinero que usaba mi abuelo para ir a la playa, una bata de "boatiné", unos tirantes con flores, el pelo con tirabuzones dorados y un chalequillo rojo con lunares blancos..., al parecer, según la gran mayoría de la opinión pública, no va hecho un mamarracho, sino que está creando tendencias y marcando estilo. Cuantas más fotos veo, menos lo entiendo y más repeluco me da.

Para colmo, éste señor es diseñador y, al final, la peña acaba siguiendo borreguilmente sus descabelladas propuestas. Paco Clavel también estaba de lo suyo pero, al menos, que yo sepa, no se ganaba la vida como diseñador. Tan sólo grababa unos simpáticos discos. A mí el Galliano éste me parece un cachondo de categoría que se está quedando con el pueblo, pero bien.

La cantante americana es la reina del pop actual. Con el permiso de Britney Spears, compite a brazo partido con la que ostentaba el trono desde los noventa: Madonna. Cuando ésta se puso unas especie de conos en los pechos nos llevamos las manos a la cabeza; pero ahora, después de ver cómo se las gasta "la aspirante", aquello parece una chiquillada, una travesura ñoña. La diva neoyorquina igual se planta un vestido hecho de filetes de ternera (añojo de primera, eh!) que se planta un crustáceo gigante en la cabeza. Vestidos hechos con peluches de la rana Gustavo (allí, Kermit the Frog), embutidos plasticosos, de encaje rojo que le cubre toda la cabeza... un desastroso esperpento.

Lo que me asombra es que todavía no he escuchado a nadie decirlo y cada día que pasa el horteismo crece y las combinaciones son más y más inverosímiles y enfermizas. Algo así como: "A ver, ¿qué no me he puesto todavía...? ¡Ya lo tengo! Unos carabineros enganchados del labio inferior, estampas de Bob Esponja pegadas por el cuerpo y unos espumillones del árbol de navidad rodeándome..."

Y toda la peña: ¡Oooohhhh! (léase con admirado asombro)

Y yo me pregunto: ¿De verdad nadie va a decir que eso es una soberana y casposa cutrez? Eso lo hace cualquiera que tenga sólo un poquito de mal gusto, hombre.

¡Qué pereza, por Dios!