Hace unos días hablaba alguien en un grupo de Facebook sobre una palabra que está "de moda" y que a esa persona, personalmente, le produce cierto rechazo. La palabra en cuestión es: PROCRASTINAR.
Sí, la he escrito bien.
Según he leído en diferentes fuentes, la PROCRASTINACIÓN (del latín: pro, adelante, y crastinus, referente al futuro) es la acción o el hábito de postergar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras más irrelevantes y agradables. Comentaba esa persona que le fastidia mucho esta reciente costumbre de poner de moda palabras que acaban repitiéndose hasta la saciedad y, en ocasiones, con una difícil pronunciación.
Durante dos años, esta persona trabajó en el sistema educativo público de Estados Unidos y, según dice, la palabrita se escuchaba y leía por todas partes. Él, en cambio, proponía una palabra más sencilla y cotidiana como es "dilación". No estoy muy de acuerdo. Básicamente por dos motivos: el primero es que "procrastinar" es un verbo y "dilación" un sustantivo (no existe el verbo "dilar", sí "dilatar" en el sentido de "diferir", "retardar"). El segundo motivo es que no significan exactamente lo mismo. Algo se puede retrasar o postergar de manera inevitable o como una mera cuestión cronológica, igual que se retrasa una reunión o una cita. La procrastinación implica esa sustitución de lo que debe hacerse por otra actividad placentera de menor importancia. Ese es el matiz.
Según he estado leyendo, puede abarcar desde la mera constitución de un mal hábito hasta la manifestación como síntoma de complejas enfermedades como el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad). Sinceramente, no creo que esté de moda la palabrita por capricho de nadie. Más bien diría que somos víctimas de una epidemia a global. Cada vez somos más procrastinadores en una sociedad procrastinadora.
¡Qué férrea voluntad han de desarrollar nuestros hijos si han de ser capaces de concentrarse en el estudio con tantas y tales atracciones ante sus ojos! Innumerables canales infantiles emitiendo a todas horas, cientos de miles de juguetes almacenados en las estanterías, video-consolas, mini-consolas, consolas de bolsillo, toda la información (y la distracción) que ofrece Internet a un sólo click de distancia...
Si no ponemos remedio a tiempo, estaremos creando fracasados en potencia. Niños cuyo desarrollo educativo y psicopedagógico no será el adecuado, incapaces de centrarse ni de concentrarse. Víctimas de un inevitable y pernicioso sentimiento de frustración por no conseguir sus objetivos. Hombres que serán incapaces de aprovechar su tiempo y andarán siempre presos de su mala organización y de los inciertos resultados de las soluciones de última hora. Vivimos en una sociedad hedonista que fomenta salvaje y descaradamente la procrastinación.
Yo, que me considero (de manera absolutamente justificada, claro) bastante normalito, al leer sobre el tema he hallado en mí mismo bastantes rasgos sospechosos... De hecho, ahora debería estar recogiendo el fregado…
Definitivamente, no es una moda... ¡Es una maldita epidemia!
Para quien desee leer algo más: http://www.telegama.com/societyof2000/ver.asp?art=3619