Collage íntimo

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Trocitos...

domingo, 23 de octubre de 2011

Mis 40 castañas y una gran noche



Como diría Paco Umbral, "he venido a hablar de mi cumple".


La semana pasada fue mi 40 cumpleaños. Yo no he sabido qué es eso de la crisis de los cuarenta ni nada por el estilo. Todo el mundo me pregunta: ¿Qué, cómo lo llevas? Y yo: ¿Qué cómo llevo el qué? Que no, que no, que no me pienso deprimir. Tengo ya más años que un bosque, pero me siento bien, mi gente está bien y yo soy feliz…


El día real de mi cumpleaños fue un día absolutamente normal. Madrugué, fui a trabajar por la mañana. Atendí pacientes. Regresé a comer a casa y en familia. Hicimos todas las cosas que se hacen con los niños: llevar y traer del cole, hacer deberes, jugar, bregar, bañarlos, hacer cenas, leer cuentos… Y, como colofón, nos cenamos un delicioso "sandwichito" que hizo mi señora y nos dormimos viendo alguna de esas series de criminales y polis que tanto nos gustan…


Bueno, lo confieso, a mitad de la tarde sufrí una pequeña crisis existencial. Me llamaba la gente para felicitarme y me preguntaba: ¿Qué hacéis hoy? ¿Haréis algo especial, no? Y me fui agobiando, pensando: ¡¡¡¿Es que al final no vamos a hacer nada especial hoy, o qué?!!! Me irrité un poco tontamente porque, luego, me di cuenta de que realmente no quería hacer nada más que lo que hice: estar con mi mujer y mis hijos y disfrutar de ellos y de un maravilloso día "normal".


Para el sábado andábamos preparando una fiesta, de esas que quedarán para el recuerdo. Elo siempre me reprocha que no le he dejado que me haga una fiesta sorpresa, y es que, desde que empezó el año tenía en mente que quería montar este sarao. Me hacía mucha ilusión juntar a todos los amigos con los que he compartido cosas y tiempo durante estos años y, dado que celebraciones familiares hago todos los años (incluido éste) quería que tuviera un carácter joven y desmelenado… (sí, claro, desmelenado). Por ello decidí prescindir de padres, madres, tíos, tías, abuelos, abuelas, niños y niñas. Además, tampoco quería que se me convirtiera en una boda, por lo que hube de limitar la lista, dejando fuera, con todo el dolor de mi corazón, a muchos conocidos, antiguos y actuales compañeros de trabajo y resto de familia propia y política.


Al final, tras mucho pensar, planificar y preparar el sarao, llegó el día y todo salió perfecto. Elegí el bar SUR, en la calle Carlos Cañal de Sevilla, porque nos encanta y porque es de unos amigos, Diego y Carlos. La crisis hace que el negocio ande con la bandera a media asta y un achuchón les vendría muy bien. Además, el SUR ha sido testigo de dos exposiciones de mis cuadros y allí celebramos con la familia el bautizo de nuestro mayor; o sea, que forma un poco parte de nuestras vidas.


Al final, acudieron unas 70 personas entre amigos y primos. A cada uno de ellos les tengo que dar las gracias de todo corazón por estar en mi cumpleaños y en mi vida. Los quiero con todo mi alma y me siento afortunado de contarles entre "los míos". Finalmente, hubo también muchos otros "de los míos" que no pudieron venir, por un motivo u otro… bodas, despedidas de soltera, viajes, cuidado de hijos o padres, reuniones de antiguos alumnos, distancia insalvable… a todos los tuvimos muy presentes y los echamos de menos.


Sííííí, ya lo sé, sobró comida por un tubo. Se nos fue la mano. Y es que no es fácil calcular para tanta gente y siempre te da miedo quedarte corto. Diploma de honor a la paciencia para mi "Chiqui" que ha sido mi mano derecha y parte de la izquierda en todo este montaje. ¡Dios, qué capacidad de currar y qué talento para los fogones! Evidentemente, sin ti hubiera sido imposible… bueno, te quiero tela pero tampoco hay que mentir, imposible no, mucho más difícil y peor en todos los sentidos. Te quiero taco, amorcito, ya lo sabes.


La guinda del pastel la puso mi hermano Nacho con uno de sus espectaculares montajes. Ya sabéis, ¡¡¡pura vitalidad!!! Añadió a la reunión de un grupo de personas unas pinceladas de espectáculo, una pizca de poca vergüenza, un saco de cariño, dos sacos de recuerdos, tres cucharadas de nostalgia, dos puñados de talento, cuatro espuertas de risas y una pizca de guasa. Todo muy bien removido y mezclado hasta que el auditorio no podía parar de reír. Sólo puedo tener palabras de agradecimiento hacia él por elevar a infinito el resultado de la fiesta que yo había soñado. Algo empecé a sospechar cuando me dijiste algo mustio que estabas super-liado y no habías podido preparar nada… jeje. Y voy yo el lunes y te meto dos golitos… ainnnsss. Te quiero, enano, ya lo sabes. Eres grande.


Por lo demás, sólo puedo añadir (que ya estará pensando mi primo Luis que no hay manera de que resuma un poco…) GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS Y MIL GRACIAS A TODOS. Gracias por una noche especial que no es más que el reflejo de una vida especial junto a todos vosotros.


Que nadie se enfade, pero quiero hacer algún agradecimiento concreto (sin orden de importancia):


Gracias a los familiares menos jóvenes por comprender su ausencia. Ésta no guardaba relación alguna con el cariño que siento por ellos, sino más bien con el concepto de fiesta que yo había pensado. Gracias, papá y mamá por darme la vida y por darme esta vida. Os quiero todo lo que se puede físicamente. Gracias, Ana por quererme como a un hijo y por esa "peaso" de tarta. En dos palabras, im-presionante.


Gracias por su especial esfuerzo (económico y kilométrico) a los amigos de Maranchón: Juancar, Mª José, Íñigo "el terror del Rockefeler" y "la stripper" Javi. No tengo palabras. Sin duda, ha sido un fin de semana a tope de power.


Gracias a todos por vuestros maravillosos regalos. El 16 de octubre mi casa parecía el 6 de enero.

Gracias a esa gran pandilla de mis amigos de toda la vida, los de "Las Dueñas"+"El campamento"+"Las chiriperras del Pino"+"allegados"+"etc" por acudir en masa (¡incluso las recién paridas!) y, sobre todo, por la reunión del día previo para haceros la foto en el portal 8 de las dueñas. La foto es un precioso recuerdo, pero lo que hay detrás de ella es un recuerdo inolvidable. El iPad tampoco está mal, eh…jaja. A ver si me entero cómo anda, el condenao.

Gracias a mi pandilla del cole por acudir al enésimo cumpleaños del año. Todavía queda el de Paco y "las repescas"… ¿Quién da más? Prometo esas fotos que luego nunca mando con mi peaso de Flash "Gordo"…


Gracias a "mi" pandilla de Elo por volcarse, a los que vinieron de Madrid, Córdoba, Jerez, Ceuta, Nervión… jaja. Nos vemos ya tan poco que cualquier ratito juntos sabe a gloria. La perfección hubiera sido que no hubiera faltado nadie.


Gracias a todos los primos paternos y maternos, incluidos los que querían venir y no pudieron. Gracias a Rocío y Pepe por su especial esfuerzo. Me encantó teneros a todos a mi lado ese día.


Gracias a mis hermanos por estar siempre ahí y ser, cada uno a su manera, como son. No puedo imaginar lo que hubiera sido mi vida sin ellos, sin su presencia y sin lo que me enriquecen cada día. Gracias a todos, hermanos carnales y políticos, por vuestra inestimable ayuda con tartas, salmorejos, preparativos, animación, recogida final, etc. Os debo dos.


Gracias a otros amigos que vinieron un poco sueltos; gracias Eva y Beni, gracias Juani y Cristina, etc. No quiero empezar a nombrar para que no se me pase nadie. Bueno, ya lo he hecho.


Con la R: algo que yo no sé hacer… Resumir.


Con la G: palabra que se usa para expresar agradecimiento…

...Gracias.

sábado, 8 de octubre de 2011

Thank you, Steve

El 5 de octubre de 2011 falleció Steve Jobs.

Por si alguien aún no lo sabe, Jobs fue cofundador, resucitador y alma incombustible de la compañia Apple. Sus logros en el campo de la informática son tan conocidos que no tengo la intención de hablar sobre ellos. Me interesa más hablar de la persona.
Para mí, que aún no tengo internet en el móvil y soy un absoluto profano en el apasionante mundo de las nuevas tecnologías cuyo nombre empieza por "i" (iphone, ipad, itunes, ioquesé...), Steve Jobs nació el día que alguien me envió por email la célebre conferencia que dio en la ceremonia de graduación de la Universidad de Stanford de 2005. Creo que ya hace tiempo la reenvié a muchos de mis contactos para que disfrutaran y aprendieran de ella como yo había hecho.
Ayer, viendo los reportajes que emitían en las noticias, me llamó poderosamente la atención esos pequeños cartelitos que habían colocado sus seguidores en los espontáneos homenajes callejeros a los pies de los escaparates de las tiendas Apple de todo el mundo. En la mayoría de dichos cartelitos, decía simplemente: "Thank you, Steve". E, instintivamente, me pregunté ¿gracias, por qué? ¿Por qué le dá masivamente la gente las gracias a un tipo que se ha forrado diseñando, fabricando y vendiendo móviles y tablets? Entiendo que por dos motivos principales.

El primero. La tecnología nos gusta y nos facilita la vida (o nos la hece más divertida, que tampoco está mal). Jobs ha dedicado su vida y su brutal creatividad a diseñar aparatos útiles y bellos, adelantándose, en muchas ocasiones, a futuras necesidades de los usuarios. En el fondo, a ponerse en nuestro lugar y pensar qué podríamos precisar tener a mano, incluso antes de necesitarlo. Una vez que te lo facilita, piensas: macho, qué bien me viene tener esto. Me facilita mucho la vida y ni se me había ocurrido. Bueno, algo así.
Él siempre defendía la calidad por encima de la cantidad. «Un "homerun" siempre será mejor que dos "dobles"», es una de sus frases célebres (las dos jugadas de beisbol suponen una carrera, pero el homerun es un golpe de más calidad que permite hacer la carrera completa en un sólo bateo). Y el gusto por la vida, por lo bello, lo creativo, lo útil, el diseño, la innovación, la genialidad...

El segundo motivo es, y de esto no tengo la menor duda, por su arrolladora personalidad. Jobs ha encarnado muchas de las virtudes más deseables en el ser humano y ha sido un inmejorable ejemplo de carácter, liderazgo, genialidad, creatividad, lucha, fuerza y sensibilidad, entre otras cosas. De origen humilde, hijo de padres adoptivos (maquinista ferroviario y ama de casa), creo de la nada (si es que a su cerebro se le puede llamar "la nada") y cofundó, junto a su compañero Steve Wozniak, la empresa Apple. En unos años estaba en lo más alto del sector. Años después tuvo que irse por diferencias con los accionistas y fundó NeXt (que posteriormente sería comprada por Apple) y creo Pixar (que posteriormente sería comprada por Disney), A través de ella nos regaló maravillosas películas como Toy Story, Monstruos SA, Bichos, Up, etc.
En 2004 se le diagnosticó un cáncer de páncreas. Se le intervino con éxito, pero este hecho cambió por completo su vida y su forma de ver la vida. Desde entonces tuvo, además, la habilidad de transmitirnos lo que él había aprendido de la vida, principios que podrían hallarse resumidos en la conocida conferencia de 2005 en la Universidad de Stanford. De él se pueden destacar las siguientes frases:

«A veces la vida te va a pegar en la cabeza con un ladrillo. Pero no pierdas la fe».

«El recordar que estaré muerto pronto es la herramienta más importante que he encontrado para ayudarme a tomar las grandes decisiones en la vida. Porque casi todo —todas las expectativas externas, todo el orgullo, todo temor a la vergüenza o al fracaso— todas estas cosas simplemente desaparecen al enfrentar la muerte, dejando sólo lo que es verdaderamente importante. Recordar que uno va a morir es la mejor manera que conozco para evitar la trampa de pensar que hay algo por perder. Ya se está indefenso. No hay razón alguna para no seguir los consejos del corazón».

«Nadie quiere morir. Ni siquiera la gente que quiere ir al cielo quiere morir para llegar ahí. Y sin embargo la muerte es el destino que todos compartimos. Nadie ha escapado de ella. Y así tiene que ser, porque la Muerte es posiblemente el mejor invento de la Vida».

«Cada día me miro en el espejo y me pregunto: "Si hoy fuese el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que voy a hacer hoy?". Si la respuesta es "No" durante demasiados días seguidos, sé que necesito cambiar algo».

«Si vives cada día de tu vida como si fuera el último, algún día realmente tendrás razón». (No es una frase original suya, cita una frase que le impresionó cuando era joven).

«Tu tiempo es limitado, de modo que no lo malgastes viviendo la vida de alguien distinto. No quedes atrapado en el dogma, que es vivir como otros piensan que deberías vivir. No dejes que los ruidos de las opiniones de los demás acallen tu propia voz interior. Y, lo que es más importante, ten el coraje para hacer lo que te dicen tu corazón y tu intuición. Ellos ya saben de algún modo en qué quieres convertirte realmente. Todo lo demás es secundario».



«Después de seis meses, no le veía propósito alguno. No tenía idea de qué quería hacer con mi vida, y menos aún de cómo la universidad me iba a ayudar a averiguarlo. Y me estaba gastando todos los ahorros que mis padres habían conseguido a lo largo de su vida. Así que decidí dejarlo, y confiar en que las cosas saldrían bien».


«Y muchas cosas con las que me fui topando al seguir mi curiosidad e intuición resultaron no tener precio más adelante».


«Por supuesto, era imposible conectar los puntos mirando hacia el futuro cuando estaba en clase, pero fue muy, muy claro al mirar atrás diez años más tarde. Lo diré otra vez: no puedes conectar los puntos hacia adelante, sólo puedes hacerlo hacia atrás. Así que tenéis que confiar en que los puntos se conectarán alguna vez en el futuro. Tienes que confiar en algo, tu instinto, el destino, la vida, el karma, lo que sea».


«Pero algo comenzó a abrirse paso en mí — aún amaba lo que hacía. El resultado de los acontecimientos en Apple no había cambiado eso ni un ápice. Había sido rechazado, pero aún estaba enamorado. Así que decidí comenzar de nuevo. No lo vi así entonces, pero resultó ser que el que me echaran de Apple fue lo mejor que jamás me pudo haber pasado».

«Había cambiado el peso del éxito por la ligereza de ser de nuevo un principiante, menos seguro de las cosas. Me liberó para entrar en uno de los periodos más creativos de mi vida».

«Estoy convencido de que la única cosa que me mantuvo en marcha fue mi amor por lo que hacía. Tenéis que encontrar qué es lo que amáis. Y esto vale tanto para vuestro trabajo como para vuestros amantes».



«Era su último mensaje de despedida. Sigue hambriento. Sigue alocado. Y siempre he deseado eso para mí. Y ahora, cuando os graduáis para comenzar de nuevo, os deseo eso a vosotros. Seguid hambrientos. Seguid alocados».




Para quien lo quiera ver o leer completo y llenarse de ese soplo de vida que son sus palabras, ahí pego un enlace: http://mercadeoglobal.com/blog/textos-del-celebre-discurso-de-steve-jobs-en-la-universidad-de-stanford/


Al final, el brutal cáncer consiguió doblegarle. Yo aún no tengo iPhone ni iPad, pero, por todo lo demás, por la enseñanza que me ha transmitido, pongo aquí mi cartelito: Thank you, Steve.